A principios del siglo XX, un grupo de personas anónimas denominadas a sí mismas como Los Tres Iniciados, compilaron el Kybalión, una obra que resume las enseñanzas del hermetismo también conocida como “Los Siete Principios del Hermetismo”. Aunque la Realidad Última es en Sí misma Incognoscible, la consciencia humana sí que puede acceder y comprender las leyes fundamentales que rigen su Naturaleza, así como los principios universales que operan en los diversos planos de existencia. Comprender estas leyes y principios nos permite comprender la naturaleza de la realidad, y de ese modo nos devuelve el poder para comprender y transformar los conflictos que vivimos como individuos y como humanidad. Esta enseñanza hermética es como un néctar de sabiduría que todo iniciado debe beber con gratitud y humidad.
Debéis estudiar estos principios herméticos, pues ellos contienen la solución de muchos de los misterios de la vida. […] Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par. [El Kybalión]
Es sabido que la comprensión de estos principios universales son una preciada enseñanza tanto espiritual como práctica, y aplica en todos los planos del universo material, mental y espiritual. Estos principios no nos meras especulaciones filosóficas, son postulados verificados y ratificados por todas las tradiciones de sabiduría, y, en gran parte, por la Nueva Ciencia.
- El principio de mentalismo.
“El TODO es Mente; el universo es mental.”
- El principio de correspondencia.
“Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.”
- El principio de vibración.
“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.”
- El principio de polaridad.
“Todo es dual, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.”
- El principio de ritmo.
“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo compensa.”
- El principio de causa y efecto.
“Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.”
- El principio de género (o generación).
“El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.”
Estos principios conforman el substrato de toda tradición de sabiduría, tanto de Occidente como del Oriente. Por ejemplo, podemos apreciar como este antiguo conocimiento se representa, de forma explícita e implícita, en el símbolo taoísta del Yin-Yang.
Efectivamente, este sencillo y poderoso símbolo refleja maravillosamente el principio de Polaridad. Los opuestos no son dos cosas distintas, sino estados complementarios de una misma Realidad. Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado. Lo que llamamos positivo y negativo únicamente representa los extremos de un mismo continuo de energía, los dos polos de un mismo fenómeno. Por ejemplo, calor y frío nos son dos cosas, son estados diferentes de una misma energía; dependiendo de la variación o gradación de esa energía, lo consideramos calor, frío, templado, etc. Y lo mismo sucede con cualquier polaridad: placer y dolor, firmeza y flexibilidad, miedo y amor, luz y oscuridad, etc. En realidad, nada existe más que por la relación de interdependencia con otra cosa. Los opuestos son estados complementarios, ambos aspectos se necesitan mutuamente para existir, y cada uno alberga interiormente el germen del otro. Si nos fijamos, lo que da sentido y existencia al frío es el calor, y viceversa; lo que da sentido y existencia al placer es el dolor, y viceversa; date cuenta como si puedes decir “bueno” es por contraste con lo “malo”; si no existiese lo “malo”, ¿para qué dirías lo “bueno”? Esta fórmula es aplicable a cualquier energía o estado de la naturaleza. Toda existencia la percibimos por contraste.
El principio de Vibración es el que explica la gradación. La energía nunca está en reposo, siempre se está moviendo, vibrando. Esta es una verdad fundamental; todo es energía en movimiento, energía que vibra. Todas las diferencias entre las infinitas manifestaciones de materia, vida y mente, resultan de los infinitos grados, frecuencias y planos de vibración. Todas las cosas que conocemos son lo que son por su grado de vibración. Todo es según su vibración. En realidad, las cosas no son cosas, sino procesos, y este fluir de la energía da origen a todos los fenómenos del universo.
El principio de Ritmo es el que equilibra y compensa esta polaridad de la energía. Este principio dice que entre esos dos polos u opuestos existe un continuo vaivén, una marea que sube y baja, un avance y un retroceso; todo fluye y refluye, todo está en constante movimiento, el movimiento de un péndulo. Siempre que el péndulo se desplaza hacia la izquierda, de manera invisible está ganando impulso para dirigirse a la derecha. Así, cuando un estado avanza se sabe que pronto empezará a menguar, y cuando un estado mengua pronto empezará a avanzar.
El principio de Género también queda reflejado poderosamente en el símbolo del Yin-Yang. Todo tiene su principio masculino y femenino, su carga positiva y negativa. Así, se comprende que esta polaridad y este ritmo oscilan entre los polos del positivo y el negativo. (Efectivamente, aquí la mente dual suele entrar en juicios de valor, lo que, como veremos, genera todos los conflictos; aquí, masculino y femenino, positivo y negativo, se expresan únicamente en términos de polaridad energética).
El principio de Causa y Efecto es otro principio representado en este símbolo, y tiene una especial relevancia en la tradición oriental. Así, la Ley del Karma es otro nombre para este mismo principio universal. A toda acción le sigue una reacción; toda causa tiene su efecto, y todo efecto tiene su causa. No existe tal cosa como la “casualidad”. Existe “causalidad”.
El principio de Correspondencia, aunque no de manera tan explícita, también es sugerido en este símbolo del Yin-Yang. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Esto señala hacia la naturaleza fractal del universo; siempre hay una correspondencia entre los diversos planos (niveles, dimensiones, estados) de existencia y vida, una correspondencia entre microcosmos y macrocosmos, entre dentro y fuera, entre abajo y arriba, etc. Así, este principio actúa como una poderosa palanca de comprensión; al comprender un nivel, todos los demás pueden comprenderse (o vislumbrarse) por correspondencia. Como dice el Kybalión: “la comprensión de este principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza”.
Si bien es cierto que estos principios pueden asumirse y comprenderse con cierta naturalidad, el principio de Mentalismo, generalmente, aun siendo el primero suele ser el último en comprenderse verdaderamente. Dice el Kybalión:
“Este principio encierra la verdad de que «todo es mente». Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de «universo material», «fenómenos de la vida», «materia», «energía», etc., y, en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es Espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una Mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.”
En mi caso, no lo comprendía; yo veía un mundo físico, energético y material, entonces, ¿qué significaba que todo este mundo era mental? ¿La mente surgía del mundo o el mundo surgía de la mente? Ni siquiera lo concebía intelectualmente. Mucho más tarde este principio fue revelado a través de ciertas experiencias a lomos de los estados expandidos de consciencia. En resumidas cuentas, la revelación era esta:
Lo físico es una manifestación de lo energético. Lo energético es una manifestación de lo psíquico. Lo psíquico es una manifestación de lo espiritual. Lo espiritual es una manifestación de lo Real.
Lo que constituye la Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá de toda denominación, pero el sabio lo llama el TODO.
El universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO.
La Mente infinita del TODO es la matriz del Kosmos.
En la Mente del Padre-Madre, los hijos están en su hogar.
No hay nadie que no tenga Padre y Madre en el Universo.
[El Kybalión]
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