La Sangha. Una Comunidad de Consciencia.

Gran parte de nuestra vida se desarrolla dentro de grupos humanos. El grupo forma parte esencial de nuestro modo de ser en el mundo. Existen muchas razones para que los seres humanos nos unamos en grupos, en la base de todo, está el hecho de satisfacer dos de nuestras necesidades fundamentales: seguridad y desarrollo (preservación y expansión). La necesidad de pertenencia es una poderosa impronta de nuestra naturaleza para cubrir y satisfacer ambas necesidades; pertenecer a una familia, a un grupo de amigos, a grupos laborales y profesionales, a grupos sociales y culturales (deportivos, políticos, religiosos, etc.) nos aporta seguridad, afinidad, aprendizaje, de igual modo que nutre nuestras necesidades de relación, de autoestima, de vínculo, de colaboración, etc. Asimismo, podemos reunirnos para conseguir objetivos comunes, para compartir intereses, visiones, motivaciones, etc. Sea como sea, es evidente que en muchas áreas de la vida no podemos ir demasiado lejos solos, necesitamos unirnos, compartir, cooperar, para conseguir cosas que no podrían realizarse de manera estrictamente individual. En resumidas cuentas, y como dice el refrán: “la unión hace la fuerza”, es una ley fundamental.

Ahora bien, no todo son “ventajas”, como todo en la vida, el grupo también tiene su sombra, y puede manifestar un aspecto tanto creativo como destructivo. Es este sentido, el grupo puede asfixiar y reprimir la singularidad individual, obligando a sus integrantes a configurarse según los modelos y criterios del grupo establecido. Y, además, a la vista de todos está la lucha de grupos rivales, lo que, paradójicamente, produce más inseguridad. Como decía Krishnamurti: “en el grupo buscamos seguridad, y, en esto mismo, estamos generando más inseguridad”.

Movernos en grupos humanos es inevitable, la clave es como manifestar grupos creativos y saludables, donde se respete por igual los valores y propósitos comunes tanto como la singularidad de cada cual. Y asimismo grupos que cooperen (no que compitan ni traten de aniquilar a otros grupos) en un sentido de compartida humanidad.

El grupo en el ámbito espiritual y terapéutico.

El término budista sangha alude al grupo humano que se desarrolla de manera conjunta y hermanada, y para muchas tradiciones espirituales esta sangha aparece como un aspecto fundamental en su práctica.

La propia ciencia ha confirmado que cualquier grupo humano que se reúne para hacer algo genera y se mueve dentro de un mismo campo mórfico que afecta a todos sus integrantes de manera intrínseca; no solo es la presencia física del grupo, la que puede comportar motivaciones psicológicas, en el sentido de estimulación, soporte o apoyo, sino una especie de campo de sinergia que promueve y amplifica desde dentro los procesos en todos sus integrantes. De ese modo, la sangha, la comunidad de individuos que se juntan para compartir la práctica, permite que todo el que participa en ese campo sea afectado por resonancia.

El campo de sinergia generado por la sangha hace que el grupo sea más que la suma de las partes (1+1 son más que 2). La sangha promueve naturalmente el desarrollo y la expansión de consciencia más allá de nuestras cualidades, tendencias o capacidades como seres individuales. Ese es el poder de la sangha.

En el ámbito del desarrollo humano, de meditación y de terapia, de consciencia y coherencia, también denominamos al grupo como sangha.

El grupo es la “caja de resonancia” de tus propias cuestiones sin resolver, así como del potencial para crear y para crecer.

La experiencia grupal cohesiva, de apoyo, de respeto, de investigación e indagación, de libre expresión (de aspectos luminosos y sombríos por igual), no es común en nuestras sociedades contemporáneas. Lo que solemos encontrar, más bien, es una fría sensación de aislamiento y anonimato, la yerma conquista de un individualismo desolador. Y, aun así, más allá de eso, en todos pulsa el anhelo de establecer vínculos significativos y auténticos, lo necesitamos casi como la luz del sol. Por eso mismo, buscamos grupos donde poder relacionarnos libremente, donde compartir intimidad y abrir nuestro corazón.

Esto no quiere decir que en estos “grupos de consciencia” todo sea ideal y perfecto. El grupo refleja la vida misma, con sus contrastes, con sus luces y sus sombras, sus tensiones y sus distorsiones, sus resonancias y sus fricciones… Es la vida misma, pero en una atmósfera de consciencia, responsabilidad y respeto auténtico.

No hay ningún grupo perfecto, ningún ideal… Lo que si hay es un maravilloso momento y un maravilloso potencial por desplegar. Esta atmósfera de consciencia, de no-juicio,  de honestidad, de responsabilidad, propicia un proceso de aprendizaje y expansión valiosísimo para el grupo en general.

Equilibrio entre individuación y comunión.

Efectivamente, como todo en la vida, las bondades de trabajo en grupo tiene sus limitaciones. Toda la fuerza, el apoyo, la orientación, el respeto y el acompañamiento del grupo, llegan al punto donde cada cual ha de tomar sus propias decisiones y encontrar sus propias respuestas; finalmente, uno siempre se encuentra con su misma “chispa” de consciencia.

Como seres humanos nos movemos entre dos polos: la individuación y la comunión. Requerimos la libertad individual (ser uno mismo), y, a la vez, anhelamos perdernos a nosotros mismos en algo mayor, ampliarnos en la comunión del amor. La marea entre estos dos polos promueve naturalmente el desarrollo y el crecimiento. Sin embargo, esto tan natural en sí mismo, lo hemos convertido -y lo vivimos- como un profundo conflicto. Parece que todo se resume en “o una cosa o la otra”, y eso nos causa una gran perturbación. Pero ¿cuándo llegamos a esta extraña conclusión? ¿Cuándo decidimos hacer irreconciliables ambas facetas de nuestra misma naturaleza? Esto sucedió cuando la inteligencia lógica de la mente nubló la inteligencia paradójica del corazón.

Lo cierto es que, naturalmente, podemos vivir y celebrar ese equilibrio dinámico entre individuación y comunión. Y esto sucede cuando nos permitimos escuchar al Profundo Corazón.

 

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

Por |2024-11-06T17:29:58+01:005 de noviembre de 2024|Artículos|Sin comentarios

Comparta esta información en su red Social favorita!

Deja tu comentario

Ir a Arriba