Desarrollo Integral

Desde nuestros orígenes más remotos, existe una pulsión de desarrollo, crecimiento y evolución, inscrita indeleblemente en nuestra naturaleza humana. Todos los pueblos y culturas de la tierra, desde los mundos arcaicos hasta nuestro mundo contemporáneo, han elaborado sistemas de conocimiento orientados al desarrollo humano, en todos los campos; tecnológica, psicológica y espiritualmente, hemos desarrollado sistemas para seguir creciendo y madurando, individual y colectivamente.

Cada cultura, cada tradición, ha desarrollado sus propios sistemas de conocimiento, y cada una de ellas se ha enfocado o enfatizado en determinados aspectos. Un ejemplo muy genérico podemos observarlo en los arquetipos culturales de “Oriente” y “Occidente”. Tradicionalmente Oriente se ha enfocado más hacia lo cualitativo, lo interior, lo espiritual. Occidente se enfocado sobre todo en lo cuantitativo, lo exterior, lo material. Hoy en día, paradójicamente, parece que Oriente se está occidentalizando y Occidente se está orientalizando. ¿Apunta esto hacia un nuevo paradigma, donde Oriente y Occidente, lo interno y lo externo, definitivamente se encuentren?

¿Qué es el Desarrollo Integral?

El Desarrollo Integral responde a una evolución natural dentro del ámbito del Desarrollo Humano. Este nuevo modelo de desarrollo contempla todos los sistemas de conocimiento del mundo, tanto orientales como occidentales, aunando Filosofía, Espiritualidad y Psicología, los descubrimientos de la Nueva Ciencia con el legado de las Tradiciones de Sabiduría.

El Desarrollo Integral se puede aplicar en todos los campos de la experiencia humana, especialmente en el ámbito del desarrollo y la expansión de la consciencia.

Una vida integral alude a una forma de evolución consciente que moviliza todas las dimensiones de nuestro ser. El cultivo del cuerpo, la mente y el espíritu, en el individuo, la cultura y la naturaleza.
[Teoría Integral. Ken Wilber]

Este nuevo paradigma de desarrollo es una invitación a una nueva manera de vivir plenamente, una nueva forma de existencia humana verdaderamente integral y coherente.

Módulos esenciales.

En el modelo de la Teoría Integral presentado por Ken Wilber, este paradigma incluye el trabajo con los módulos esenciales: el cuerpo, la mente, la sombra (emoción) y el espíritu (consciencia). De manera muy sencilla y muy genérica podría señalarse:

  • Cuerpo. Dieta correcta, trabajo correcto, sueño correcto. Cuidar la alimentación, realizar algún ejercicio o actividad física (disciplinas deportivas, actividades en la naturaleza, yoga, danza, etc.), y el cuidado del sueño.
  • Mente. El módulo de la mente incluye aspectos como la investigación, la reflexión, la indagación, la lectura, la escritura… En definitiva, el trabajo en este módulo consiste en aumentar la capacidad de asumir perspectivas, la capacidad de “abrir la mente”.
  • Sombra. El módulo de la sombra tiene que ver con el trabajo terapéutico, el trabajo con las emociones. Este trabajo permite desarticular la represión y reapropiarnos de la sombra. La sombra es el “lado oscuro” del psiquismo, el inconsciente reprimido; no es lo “malo”, sino todo lo que ha sido rechazado y disociado de nosotros mismos.
  • Espíritu. El módulo del espíritu asume prácticas de meditación, de contemplación, de oración, de compasión… Prácticas que favorezcan la expansión de la consciencia, el reconocimiento de nuestra Identidad Profunda y la apertura del Corazón.

Estos módulos esenciales pueden ser acompañados, además, de otras prácticas que se consideren apropiadas en cualquier ámbito de nuestra vida, áreas donde sintamos la necesidad de aplicar consciencia y desarrollo. A estos ámbitos podemos llamarlos módulos auxiliares. Entre otros, podríamos señalar el módulo de la ética, el trabajo, el dinero, la comunicación, la creatividad, las relaciones íntimas, la sexualidad, la familia, la comunidad, la naturaleza, el propósito vital, y hasta el módulo del “alma” (viajes iniciáticos, mística, soledad).

Aspectos prácticos.

A la hora de diseñar nuestra práctica integral conviene tener en cuenta:

  • Incluir en nuestro proceso de desarrollo al menos una práctica de cada módulo esencial.
  • Tener en cuenta la posibilidad de realizar alguna práctica de los módulos auxiliares.
  • Diseño personalizado. Para la adecuada personalización de la práctica es importante tener en cuenta nuestra tipología individual y personal. Las prácticas que sintonizan con nuestro tipo de personalidad suelen ser más agradables y eficaces. De hecho, fluir con naturalidad sólo es posible cuando nuestra práctica es congruente con nuestra singularidad.
  • El diseño no debería ser excesivamente estricto ni excesivamente laxo. La clave sería: “ni tensar mucho ni aflojar demasiado”.
  • Nuestras prácticas, en cierta medida, tienen que hacernos disfrutar, ¡pongámonos las cosas fáciles!

Como podemos apreciar, lo que más destaca de este modelo es su flexibilidad; no solo permite, sino que alienta a cada persona a encontrar su propia “receta”, su propia experiencia de desarrollo en la vida y la consciencia. Se trata de un modelo abierto que en el fondo apunta a la libertad, la responsabilidad y la creatividad. Esta flexibilidad, además, favorece un elemento clave en esta aventura de desarrollo y despertar, que no es otra cosa que aprender a disfrutar.

 

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

Por |2024-02-24T18:57:12+01:0024 de febrero de 2024|Artículos|Sin comentarios

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