Ken Wilber describe el Proyecto Atman como ese deseo del alma de retornar al Espíritu (el anhelo del ser individual de volver a la Totalidad, la necesidad de la parte separada de regresar a la Unidad).
El Espíritu es Conciencia. El Espíritu es Verdad. El Espíritu es Amor. El Espíritu es Ananda (Dicha, Bienaventuranza, Felicidad).
Detrás de toda búsqueda, de todo deseo, de toda aspiración, de todo esfuerzo, detrás de todo lo que hacemos o dejamos de hacer, seamos o no seamos conscientes de ello, estamos buscando Eso, nuestra Naturaleza Original.
Todos los impulsos sirven a este Impulso, todos los deseos dependen de este Deseo y todas las fuerzas están supeditadas a esta Fuerza. Y es a este movimiento, en su conjunto, al que denominamos proyecto Atman, el impulso de Dios hacia Dios, de Buda hacia Buda, de Brahman hacia Brahman. […] Pero se trata, no obstante, de un impulso que se origina en el psiquismo humano y cuyos resultados van desde lo extático hasta lo catastrófico.
[Ken Wilber]
Este impulso, desenvuelto en una consciencia fijada al ego y la personalidad, hace que esa búsqueda de Ananda (el estado natural de Felicidad) se lleve a cabo a través de objetos y sucesos de naturaleza ilusoria y relativa, esto es, a través de placeres y gratificaciones “sustitutivas”; buscamos Plenitud y Felicidad donde, por su misma naturaleza, no lo podemos encontrar; lo buscamos en la vida placentera (placeres básicos, comida, sexo, consumismo, etc.), en la buena vida (emociones positivas, relaciones, estatus social, etc.) y en la vida significativa (gratificaciones más profundas como el arte, la ciencia, la filosofía, la aventura, la espiritualidad, etc.).
[Efectivamente, no es lo mismo la felicidad que nos produce comer un dulce, recibir un halago, pintar un cuadro inspirado, orar o meditar… Lo que se puede apreciar, en cualquier caso, es que a medida que aumenta la profundidad, aumenta la felicidad, o bien que la felicidad aumenta a medida que profundizamos. Hoy en día la neurociencia también pone de manifiesto que la felicidad está totalmente relacionada con la amplitud y la profundidad de la consciencia, en concreto, se apunta a la felicidad que aflora en los estados transpersonales de consciencia. Cuanto más nos desidentificamos del ego, mayor es el grado de felicidad. Si a medida que nos desarrollamos aumenta la felicidad, si lo que emerge de este desarrollo es la felicidad, ¿no quiere decir esto que ya somos la Felicidad?]
¿Qué es lo que buscamos en cada experiencia? En esencia, buscamos bienestar y felicidad. Todo el mundo busca gratificaciones sustitutorias de Eso que secretamente busca desde siempre, y por eso nos apegamos a esas gratificaciones… A fin de cuentas, el apego -la adicción- refleja que estamos desenfocados en nuestra búsqueda, erramos en lo esencial.
Además, debido a la naturaleza dualista del ego, el Proyecto Atman se puede desplegar tanto en el aspecto positivo como el negativo, de manera creativa o destructiva, en otras palabras, esa búsqueda de felicidad se puede llegar a manifestar en la búsqueda insaciable de poder, en la competitividad despiadada y hasta en la crueldad.
A partir del olvido de la naturaleza propia, nace la búsqueda inconsciente de la Unidad, que, sin embargo, se manifiesta a nivel formal y se expresa con la tensión del deseo y, por consiguiente, con la acción que aprisiona.
[Raphael. Comentario a Samkara]
Para el ego, el deseo y el miedo son los traductores del Proyecto Atman, por eso la acción aprisiona, y la búsqueda aleja.
En el momento que buscas estás dando por sentado que el Tesoro está en otro lugar, pero el Tesoro eres Tú mismo; esa es la comprensión fundamental.
Recuerda: todo el mundo está buscando Eso, pero la mayoría lo está buscando en el lugar equivocado; lo estamos buscando fuera de nosotros mismos, sin darnos cuenta de que ya somos Eso que buscamos.
Lo único que quieres es ser feliz. Todos tus deseos, cualesquiera que sean, se reducen a un anhelo de felicidad. Básicamente, lo que quieres es sentirte bien. No hay nada erróneo en ese deseo en sí. Es parte de la vida misma y de su impulso a llevarnos a crecer en sabiduría y experiencia. Lo erróneo reside en las decisiones que tomas. Te engañas si crees que alguna cosilla (un alimento, el sexo, el poder, la fama) te hará feliz. Solamente algo tan vasto y profundo como tu Ser real te hará verdadera y permanentemente feliz.
[Nisargadatta]
No somos los buscadores, sino Lo buscado. Por eso, al buscar, nos alejamos. Sin embargo, la búsqueda es necesaria para comprender que en realidad no hay nada que buscar, la búsqueda es útil para comprender su misma futilidad. La búsqueda nos hace gozar y padecer dentro del samsara (la rueda de la vida), hasta que nos cansamos… Nos cansamos de rodar en esta “rueda del hámster” del deseo, de las satisfacciones precarias y estos efímeros trazos de felicidad… Nos cansamos de subir y de bajar en esta montaña rusa de la dualidad… Nos cansamos, y comprendemos lo esencial; uno se da cuenta de que los deseos de la mente-ego, los deseos coligados al miedo, únicamente nos mantiene hipnotizados en una marea de felicidad-infelicidad, y nos alejan de esa Plenitud que es nuestro estado natural.
Llenarse para vaciarse.
A través de todo lo que vivimos tratamos de llenarnos de “experiencias” (sensoriales, psicoemocionales, espirituales), tratamos de llenarnos porque sentirnos vacíos nos hace sentir exiguos y carentes, o muertos directamente… El vacío es la muerte… Así que tratamos de llenarnos para poder sentirnos plenos, pero claro, esa plenitud nunca llega, porque ninguna experiencia es permanente, ni puede satisfacer lo que anhelamos verdaderamente.
Entonces, cansados de dar vueltas y vueltas en esta rueda del hámster, cansados del hambre y de la sed nunca saciada, nos orientamos hacia experiencias más sutiles y elevadas… Jugamos con los mundos energéticos, con los estados meditativos, con el alto conocimiento… Sí, estas nuevas experiencias son realmente reconfortantes, y nos brindan momentos de tranquilidad y bienestar más permanentes, más estables… Y, aun así, todavía hay un hambre… Las formas cambian, pero en el fondo es la misma rueda del “llenarse”. Sí, tratamos incluso de llenarnos con la experiencia meditativa, hasta que un día comprendemos que la meditación no consiste en llenarse de luminosas experiencias, sino en vaciarse de toda experiencia. Comprendemos que la meditación es recordar el vacío que esencialmente somos.
Hay un agujero dentro de ti que intentas desesperadamente llenar.
Viertes en él diversas satisfacciones para hacerte sentir mejor.
A veces, si obtienes lo suficiente, el agujero se llena hasta el borde y se produce un feliz momento de equilibrio.
Pero tu agujero está abierto por el culo. Su contenido siempre se filtra dejándote vacío de nuevo y desesperado por más.
Ram Tzu sabe lo que se debe hacer…
Debes ser tirado al agujero.
[Ram Tzu]
Tratamos de llenarnos a través del deseo (el deseo es el hambre), y todos los deseos tienen como meta la felicidad. La cuestión es que Tú ya eres la Felicidad. Esta es una gran revelación: “detrás de cada deseo, de cada experiencia, estás buscando la Felicidad que ya eres”. A esto Ken Wilber lo llama el Proyecto Atman. ¿Qué es lo que buscas en cada experiencia? Buscas felicidad y bienestar. ¿Qué es lo que eres? Eres Ananda (Dicha, Bienaventuranza, Felicidad). Y por eso dice Osho que “los deseos son la ignorancia del ser”, el no saber quién somos realmente.
Tras olvidar Lo Que Somos (Plenitud) nos buscamos inconscientemente tratando de llenarnos (sentirnos plenos). Buscamos lo que somos en nuestra relación con el mundo, y claro, por el camino nos despistamos… Buscamos la experiencia (la felicidad) y, si la satisfacemos, le atribuimos la felicidad al objeto de experiencia; de ahí surge el apego, y ese es el camino al sufrimiento. Me apego a personas, ideas o cosas porque creo que eso me da la felicidad, y ahí es cuando pierdo mi libertad y mi felicidad. No advertimos lo evidente, que ese estado de consciencia que llamamos felicidad es en nosotros, yo soy la felicidad…
El objeto, la experiencia, no da la felicidad, simplemente la refleja, la revela… Aunque sea de manera provisional y condicionada permite que asome nuestra auténtica naturaleza… Y este es el error de percepción fundamental; el objeto no da la felicidad, sentirnos plenos provisionalmente solo es un reflejo de nuestra Plenitud connatural.
¿Quieres una señal? Cuando observes apego, date cuenta de que estás situando fuera de ti la felicidad.
En la felicidad de “llenarse” buscamos experiencias que nos hagan sentir plenos y felices. La cualidad de esta felicidad es que es impermanente y está condicionada (generalmente es eufórica o exaltada); en realidad, esta felicidad es una forma de reacción emocional, y, además, está inscrita en dualidad; a esta felicidad siempre le sigue, inevitablemente, la infelicidad.
La felicidad del “vaciarse” emerge silenciosamente como un estado esencial de serenidad, paz y bienestar. Es una felicidad incausada e incondicionada, es inmutable y no depende de ninguna circunstancia. Esta felicidad no es una emoción sino un estado de ser natural, una felicidad sin opuesto, más allá del ámbito de la dualidad; esta felicidad es Ananda (Dicha, Bienaventuranza), que no es otra cosa que el afloramiento del Ser esencial.
Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com
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