Tradición de Sabiduría. Los Tres Rostros del Espíritu.

Si existe una búsqueda fundamental y universalmente compartida por todos los seres humanos, es la búsqueda de bienestar y felicidad. Y si existe una certeza en lo profundo de la consciencia, es que esa búsqueda no puede satisfacerse exclusivamente en lo exterior. De una u otra manera, intuimos que la única respuesta satisfactoria se encuentra en nuestro interior, que, finalmente, todo apunta a la pregunta básica ¿Quién Soy Yo? Seamos o no conscientes de ello, todo ser humano alberga una fuerza trascendente en lo profundo de su corazón.

Desde hace miles de años la Tradición de Sabiduría ha propuesto diversos senderos en este terreno de autodescubrimiento y exploración interior. Esta sadhana (práctica espiritual) no es tanto una guía teórica o conceptual como un camino de práctica y experiencia individual, un camino que señala hacia lo profundo y trascendente, un camino que conduce hacia la comprensión última de quiénes somos realmente.

Hacia esto apuntan las diversas tradiciones espirituales y escuelas de sabiduría, que, en su conjunto, denominamos Tradición de Sabiduría.

La espiritualidad es una fuerza silenciosa que impele al ser humano a ir más allá de lo conocido, más allá de sí mismo; es la llamada profunda que lo mueve a recordar su verdadera Naturaleza, su verdadero Hogar en la Existencia. La tradición espiritual es el camino que trata de señalar y favorecer esta aventura del alma y la consciencia. Existen muchos caminos, pero la espiritualidad siempre es una misma y única certeza.

Desde el principio de los tiempos han existido seres humanos que, de forma espontánea o provocada, han accedido a estados expandidos de consciencia, incluso al reconocimiento o realización de su auténtica Naturaleza. Aunque las enseñanzas de las Upanishads, de Buda o de Jesús, se han convertido en religiones organizadas (*), lo que en esencia compartieron fue un camino de experiencia hacia esa misma verdad revelada.

(*) Es interesante comprender como la estructura religiosa (con implicaciones políticas y económicas, sujetas a la erótica del poder) puede terminar por ser más relevante que la religión y la tradición en sí misma. En otras palabras, lo que generalmente ha sucedido es que la estructura religiosa ha terminado sofocando a la tradición espiritual, e incluso reprimiendo, paradójicamente, a la misma libertad espiritual.

Esa verdad espiritual revelada a la consciencia humana a través de las culturas y las edades, a través de todo tiempo y todo lugar, es lo que se ha dado en llamar Sabiduría Perenne. Esta Sabiduría también podría considerarse como el Patrimonio Espiritual de la Humanidad.

Resumiendo, podríamos decir que la quintaesencia de esta Sabiduría nos expresa lo siguiente (aquí, la palabra Espíritu recoge sobriamente las muchas maneras que pueden emplearse para referirse a Eso trascendente):

  • Que el Espíritu existe, y que somos Eso mismo. Eso soy Yo.
  • Luego, que no podemos percibir o recordar nuestra verdadera Naturaleza en el Espíritu porque nuestra consciencia está obnubilada y plenamente identificada al flujo de la actividad egocéntrica.
  • Sin embargo, existe un camino para salir de esta absorción-identificación en el ego, un camino de Realización o Liberación.
  • Dicha Realización marca el final de la ignorancia y el sufrimiento, lo que promueve la liberación de la energía del Amor desplegándose hacia todo lo existente.

Esta Caída (la caída en el ego, la consciencia de separación) se puede revestir instantáneamente comprendiendo que, en realidad, nunca ha tenido lugar, ya que solo existe el Espíritu y, por consiguiente, el yo separado nunca ha sido más que una ilusión. Por eso se dice que todo es un sueño, un movimiento de la Imaginación, y que, comprender repentina y radicalmente esto, termina con el propio sueño.

También se dice que la creencia en que uno no está realizado, y que tiene que emprender un camino para realizarse, es lo que sostiene el sueño, precisamente… Aun así, para la mayoría de nosotros esta situación debe ser superada paso a paso, gradualmente… Por eso tantas escuelas de sabiduría, tantos caminos y tantos sistemas, porque en cada forma del sueño late un ritmo propio, único y singular, y porque el Soñador Eterno se deleita en su infinita variabilidad.

Los Tres Rostros del Espíritu.
Contemplación, comunión y meditación.

Una forma de comprender la relación (y la sadhana) con el Espíritu, puede ser este modelo sintetizado de Ken Wilber, considerado uno de los grandes cartógrafos de la conciencia; esencialmente nos presenta tres formas de relacionarnos con el Espíritu: puedo “verlo”, puedo “unirme”, puedo “serlo”.

En la contemplación en tercera persona puedo verlo. En la oración y comunión en segunda persona puedo unirme. En la meditación en primera persona puedo serlo. Y, aunque nos parezca que nuestra forma es la más profunda o más correcta, en realidad todas lo son. De hecho, desde la espiritualidad integral uno puede asumir natural y conscientemente las tres perspectivas: contemplación, comunión y meditación.

El Espíritu en tercera persona se conoce como ello. En este caso, uno contempla y quizás sirve al Espíritu. A menudo a través de la naturaleza, el universo, la filosofía profunda y la acción como servicio.

El Espíritu en segunda persona se conoce como . En este caso, uno se abre y establece contacto con el Espíritu, a menudo a través de la oración.

El Espíritu en primera persona se conoce como yo. En este caso, uno despierta conscientemente, como algo inseparable del Espíritu, a menudo a través de la meditación.

Y, aunque en última instancia lo Último se halle más allá de toda descripción y toda categoría, sí que puede ser señalado a través de estas tres perspectivas, cada una de las cuales nos aporta algo único para el desarrollo de la conciencia.

Ejercicio:

Tan sólo repite para ti mismo (en silencio o murmurando) las siguientes afirmaciones, sintiendo el efecto en tu interior de cada evocación.

  • Contemplo al Espíritu como todo lo que está emergiendo. La gran perfección de éste y de cada momento.
  • Comulgo con el Espíritu como el Tú amado e infinito que derrama sobre mí todas las bendiciones y el perdón absoluto, y a quien me entrego con gratitud y devoción.
  • Descanso en el Espíritu como mi propio testigo y ser primordial. La Gran Mente que es una con todo.

 

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

 

Por |2024-12-29T11:27:03+01:0027 de diciembre de 2024|Artículos|Sin comentarios

Comparta esta información en su red Social favorita!

Deja tu comentario

Ir a Arriba