¿Pareja y Consciencia? (2)

La pareja como espacio de crecimiento.

Como su nombre señala, la principal aspiración de una relación consciente es desarrollar una mayor consciencia. La pareja no está para hacerte feliz, sino para ayudarte a desarrollar y expandir la consciencia. Al ampliar la consciencia, también ampliamos nuestra capacidad para dar y recibir amor, porque el amor está implícito en la naturaleza de la consciencia.

Como sabemos, podemos usar la relación para “escapar” en el otro (escapar de nuestras inseguridades, responsabilidades y necesidades de desarrollo), o para “realizarnos” en ella (asumir nuestro proceso de desarrollo y aprender a compartirnos a través de una experiencia de intimidad auténtica).

Las relaciones, no importa del tipo que sean, son imágenes externas, para que evalúes la relación que tienes con aspectos de ti mismo. [P´taah]

Las relaciones conscientes pueden abrir nuestra consciencia y nuestro corazón, y esto implica abrirnos al reflejo que el otro moviliza continuamente en nuestro interior. La relación de pareja, por su propia naturaleza, favorece que emerja nuestra sombra, nuestras facetas ocultas, nuestros conflictos no resueltos, nuestras heridas aun vivas en el trasfondo de la personalidad, y esa es, precisamente, nuestra gran oportunidad; una oportunidad para poner consciencia en nuestros puntos ciegos, para abrir nuestro corazón y liberar nuestro potencial (paciencia, respeto, confianza, empatía, aceptación, generosidad, etc.), despertándonos a un sentido más amplio y profundo de quienes somos en realidad.

En una relación consciente cada dificultad es una oportunidad de desarrollo y transformación, una oportunidad para ampliar nuestra consciencia y abrir el campo de nuestro corazón.

Una relación que tenga profundidad pondrá de manifiesto nuestra sombra, nuestros miedos e inseguridades, nuestra vulnerabilidad y nuestras heridas, y también pondrá de manifiesto todas nuestras estrategias defensivas. Esas defensas nos protegieron del dolor y de la herida, pero ahora, precisamente, esta barrera requiere ser atravesada y transformada en una nueva espiral de crecimiento, consciencia y vida.

Para amar, para sentir afecto, tenemos que vivir sin defensa psicológica alguna. […] Si buscas seguridad en una relación, esta se vuelve cómoda e ilusoria; la esencia de la relación es su misma inseguridad. [Krishnamurti]

En una relación consciente asumimos el dolor de la relación, porque comprendemos que cerrarnos al dolor también implica cerrarnos al amor. Amar, en este sentido, significa exponernos al dolor y a nuestra herida, y asumirlo como una oportunidad de sanación que nos brinda la vida.

El dolor de la relación es inevitable. El dolor de la existencia es inevitable. Lo que sí podemos elegir es como nos relacionamos con ese dolor. Si consideramos el dolor como un problema o una amenaza, intentaremos mantenerlo fuera de nuestra vida, pero esto mermará nuestra sensibilidad y nuestra capacidad de amar libremente. Pero si aprendemos a escuchar y a servirnos del dolor, éste puede ser un valioso guía del camino, ya que dirige nuestra atención a esas zonas en las que continuamos cerrados, contraídos y dormidos.

Cada tensión o dificultad en la relación de pareja es una oportunidad de crecimiento. Cuando surge, podemos renunciar a la habitual reactividad y lucha de poder, y permanecer plenamente atentos y abiertos a la experiencia, observando cómo se desenvuelve el proceso y cómo nos afecta, manteniendo el foco en nuestro interior y reconociendo lo que sucede con plena honestidad y transparencia.

Cuando surgen los sentimientos de rechazo, de abandono, de injusticia, de humillación, de traición… Cuando nos sentimos solos, aislados o desamparados… Cuando nos sentimos en ridículo o avergonzados… Cuando reaccionamos emocionalmente de manera compulsiva y exagerada, seguramente estamos expresando la herida del niño interior.

Cuando surge esta pulsión, podemos pararnos, soltar a las personas y las circunstancias implicadas, y mirar en nuestro interior.

Ante un conflicto de pareja, podemos retirar la atención de esa persona (lo que me ha hecho o dejado de hacer) y enfocarnos en lo que sentimos; simplemente quedarnos con lo que sentimos en nuestro corazón. Entonces sentimos la herida del niño, y ahí es cuando podemos ofrecernos presencia y compasión. Le sentimos, le escuchamos, le ofrecemos toda la atención y el amor necesarios.

Esta renuncia a la situación exterior, cabe decir, es complicada; para nosotros es mucho más fácil buscar culpables-responsables fuera que enfocarnos en nosotros mismos y tocar nuestro dolor. Llevamos toda la vida escapando, y existe una gran inercia a seguir ese patrón.

Por lo general, cuando en la pareja alguno de los miembros se siente herido, se desencadena un conflicto en la que cada uno es agitado por pensamientos y emociones turbulentas. Sin embargo, a través de esta consciencia, se puede reconocer el dolor y observar el proceso interno de la herida, sin quedar atrapados en la proyección y en la dramatización.

Para esto, la clave es recordar nuestro propósito de crecer, de expandir la consciencia y cambiar la percepción: de quedarnos enganchados en lo exterior pasamos a mirar en lo interior.

Durante este proceso también es importante permanecer alerta para no tratar de sublimar la situación exterior; en el mundo exterior “se hace lo que se tenga que hacer” (nos ocupamos de las cosas en su propio nivel), pero sin engañarnos, con plena consciencia de que el asunto no está fuera realmente, sino en nuestro interior.

Abrir el corazón significa exponernos a lo que surja en las relaciones, por difícil y desafiante que sea, y verlo como una oportunidad para el desarrollo y la expansión de la consciencia.

Consciencia para ver, valor para adentrarse, bondad para acoger.

Consciencia para observar y reconocer cualquier estado mental o emocional que aparezca. El valor para afrontar la experiencia, para abrirnos y exponernos, para neutralizar el impuso de escapar, la reactividad o la resistencia. Y bondad para abrazar lo que se mueva, para acoger amorosamente cualquier proceso que tenga lugar en la consciencia.

Toni Consuegra
Instructor de Meditación y Terapeuta Transpersonal
Fundador de Ananda Desarrollo Integral
www.anandaintegral.com

 

Por |2024-09-24T21:32:52+02:0024 de septiembre de 2024|Artículos|Sin comentarios

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